17 de enero de 1966
Un bombardero estadounidense B-52 colisiona a 10.000 metros de altura contra un KC-135 de aprovisionamiento sobre la localidad almeriense de Palomares, España, lo que provoca la desintegración de las naves, la muerte de siete tripulantes y la pérdida en el mar de una de las cuatro bombas termonucleares (se habla de un quinto artefacto jamás hallado y también extraviado en las aguas) que transportaba el B-52 y que sería recuperada 80 días después, localizada a una profundidad de 869 metros.