Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Catalunya, proclama en Barcelona el Estado Catalán dentro de una República Federal Española ante la inestabilidad que sufre la Segunda República Española desde el día anterior, con la declaración de una huelga general revolucionaria motivada por el temor a una política afín al fascismo de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), partido de ideología clerical conservadora y antirrepublicana que acaba de entrar en el Gobierno central. Este hecho provoca la intervención del ejército, que, mandado por el general Domènec Batet, domina rápidamente la situación después de algunos combates en los que mueren unas cuarenta personas. La autonomía de Catalunya queda suspendida y los integrantes de su gobierno son detenidos.