7 de septiembre de 1901
China acepta las duras condiciones de paz que le imponen en el tratado de Pekín las potencias extranjeras (EE.UU., Rusia, Gran Bretaña, Francia, Japón, Austria-Hungría, Italia, Alemania, España, Bélgica y Holanda), incluyendo una indemnización de 450 millones de táleros, tras el fracaso de la rebelión de los bóxers contra la influencia occidental en el país.