En medio del clima revolucionario que se vive en el Imperio austriaco, una delegación de la asamblea nacional de los estamentos de Hungría, encabezada por el abogado Lajos Kossuth, comparece en Viena para presentarle al emperador Fernando I una serie de iniciativas reformistas votadas por la misma (abolición de la servidumbre, distribución de la carga pública, igualdad de derechos políticos, representación del pueblo y gobierno nacional independiente), a la vez que en Budapest se organiza una manifestación de carácter pacífico liderada por escritores y periodistas que consigue la adhesión de los organismos gubernativos y en la que se exponen, entre otras y además de las de la asamblea, reivindicaciones como la libertad de prensa, la existencia de un Ejército nacional y la reunificación con Transilvania, contenidas en un programa llamado de los "Doce Puntos". Ante la inestabilidad del momento, el Gobierno imperial acabará accediendo a las peticiones de los representantes húngaros, que adquirirán rango de ley en abril.