Finaliza la conferencia que desde el 11 de abril ha reunido en el balneario italiano de Stresa al dictador de Italia, Benito Mussolini, y a los primeros ministros y titulares de Asuntos Exteriores de Francia y Gran Bretaña, Pierre-Etienne Flandin y Pierre Laval y James Ramsay MacDonald y John Simon respectivamente, para tratar la postura a adoptar ante la implantación del servicio militar obligatorio en Alemania, hecho que desafía claramente una de las restricciones impuestas a dicho país en el tratado de Versalles (28 de junio de 1919). Las tres potencias reafirman en una declaración conjunta su crítica a la política armamentística del III Reich, su apoyo a la independencia de Austria contra las apetencias expansionistas germanas, y su acuerdo en "oponerse, por todos los medios a su alcance, a cualquier abandono unilateral de los tratados (de 1919) susceptible de poner en peligro la paz en Europa".