20 de enero de 648
En contra de lo dispuesto en el IV Concilio de Toledo (633), que estipulaba que la legitimidad de la monarquía no vendría por herencia sino por elección y consagración de la persona elegida, el rey de la Hispania visigoda, Chindasvinto, mediante proclamación y a petición de los obispos debido a su avanzada edad, instaura la monarquía hereditaria al asociar a su hijo Recesvinto al trono.