16 de enero de 27 A.C.
El Senado de Roma otorga a Cayo Octavio el título honorífico de Augusto, dignidad más religiosa que política y término que puede traducirse como "ilustre", "majestuoso" o "venerable", cuyo uso coincide con la acumulación en una sola persona de numerosas magistraturas ordinarias y que conllevará la escalada de Octavio hacia el poder imperial.